JONATAN REYES (Santurce, San Juan, Puerto Rico). Ha publicado los libros: Data de otro ardor (Editorial Verbum, España, 2018), y Databending (Barnacle, Argentina, 2019). Es director y editor de la revista de poesía Low-fi ardentía.
De Data de otro ardor
|00|33|
sospechamos de la hora / de su sensatez / de la hora
como una entidad propagada / que se manifiesta en cada
persona de acuerdo a su hora de nacimiento o su hora
de muerte / o de la posición de las cosas cuando por
vez primera sintieron el rotar del mundo en su piel.
la hora como centro de control de nuestra realidad
ahí siempre / vivaz e intertemporal / vigilándonos.
pero sin duda / estamos paranoicos. la insolación hace
estragos en la cordura. por eso mejor nos desnudamos
y acostamos sobre la loseta fría a: esperar. esperar.
esperar. a sentir el reflujo del desierto /
las contracciones del cuerpo
al sentir el adoquín enfermo. adoro ver el contraste de
tu piel y la loseta / cómo media parte de tu perfil se
adentra tanto en el frío / cómo tu trenza toca el fondo
de este plano / y es digital
/ y es dilatación de tu mente extasiada.
pero que el calor no nos reduzca / sigamos esperando
que el bochorno se deshaga / que las figuras agarren
de nuevo el contorno que el vapor ha difuminado.
vivir en un desierto tiene su precio y su fortuna / nada
mejor que los lugares planos y extensos para sentir
el transcurso y movimiento exacto de la vida / lo
vertiginoso aquí es manantial y se abre paso como
una galaxia / suprema / acorralada en el eje aledaño
a nuestra periferia de cada tarde. no sé lo que digo
el calor me ha degenerado. soy otro. otra. tú quizás.
el viajero del tiempo. esperando. esperando. esperando
|00|34|
el pasado sigue cambiando / y de manera constante
de a pocas va borrando todo como lo conocíamos
como si fuese humo / un humo que reescribe su
consistencia sobre un paisaje inmóvil / programado
para conservarse en esa área distante / así como
nuestros ancestros / o los datos / o las estadísticas
o los días de verano sobre la arena accidental.
todo sigue cambiando adentro o afuera. igual
la mente también influye en ese trastorno de
pasado. como modelo:
sitúa dos individuos (individuo a. individuo b)
en una plaza mientras disfrutan del tibio arrullo de
la sombra que se desboca. ahora separa cada sujeto
transpórtalos a su plaza individual / separa cada
mente. primero / el individuo a sólo ve una porción
vaga / casi enferma / de ese momento. ahora mismo
el individuo a / ha editado el pasado del individuo b.
ya nada es como lo conocía el individuo b / pero
aun así / él tiene su propia versión del pasado:
su pasado intrínseco. el individuo b percibe una
cadencia inhumana en la posición de las cosas
como si se subordinaran entre ellas / y ninguna
sin la otra / pudiesen existir. de esa manera
el individuo b ha creado otro suceso donde ni
siquiera el individuo a / existe / o simplemente
nunca existirá.
lo que no cabe duda / es que ahora mismo
los dos anidan entre la negrura oblonga de un
desasosiego / allí / el pasado es únicamente
un artificio de la razón / un simulacro lúcido.
pero al mismo tiempo existe la permanencia del
instante / de lo redactado / de los ecos indóciles
de lo indeleble como una lumbre que influye
sobre sí misma y en todo lo que incendia
y puede darle el orden que desea a las formas