
Gary Daher (Bolivia, 1956). Poeta, narrador, traductor y ensayista. Máster en Estudios Avanzados de Literatura Española e Hispanoamericana (Universidad de Barcelona, España). Profesor de Lingüística en la Universidad NUR.
Autor de doce libros de poesía, tres novelas, un ensayo sobre poesía boliviana y un libro con poemas de Catulo y Safo, frutos de su traducción.
Así que, en narrativa, ha publicado El Olor de las llaves, 1999; El huésped, 2004; El lugar imperfecto, 2005. De sus diecisiete títulos de obra literaria, en poesía, es autor de Poemas y Silencios, 1992; Los Templos, 1993; Desde el otro lado del oscuro espejo, 1995; Cantos desde un campo de mieses, 2008; Tamil, 2006; Oruga Interior, 2006; Territorios de Guerra, 2007; Viaje de Narciso, 2009, Antología Personal y otros poemas, La Senda de Samai, 2013); y Jardines de Tláloc, 2017. Estos tres últimos libros conforman una trilogía en la medida de una propuesta que marca un rumbo intenso hacia la indagación humanista, la preponderancia del desafío de la consciencia, y una metafísica que parte del trabajo de los cuerpos. Esta trilogía fue publicada en 2018 bajo el nombre de Piedra Sagrada, por la Editorial Vitrubio, Madrid. El más reciente libro fue el volumen doble La Santa y la Cruz, 2019, publicado junto al poeta abulense José María Muñoz Quirós, en el cual participa con el libro Muralla Iluminada.
¿Dices
qué es un poema
si no la conciencia de las cosas?
Visión
Quien se ha acercado al misterio de la rosa
no puede dejar de pensar en la rosa.
La presencia en el jardín
Quien no se acerca no conoce
la íntima belleza
la comprobación sublime de la presencia habitante del jardín
mientras el cirio encendido permanece impasible y la copa de agua espera.
Sólo la profunda humildad mueve la llave correcta
y el jardín se abre
con sus innumerables fuentes
sus flores
sus hermosos y esforzados cedros y esa senda serpentina
que nuestra sandalia huella
paso a paso
por la ladera
mientras el águila en el cielo vela
y nuestro corazón golpea
cuidando no manchar la lavada túnica con la oscura tierra de la ventolera.
TRECE
1
Los jaguares existimos en tus sueños.
2
En un universo paralelo, todos somos jaguares.
3
El aliento del tigre, que eres tú mismo en espíritu, caldea la tierra. Pero tú duermes indiferente, mientras los animales que el tigre necesita se campean devorando tu hacienda y ensuciando tu patio.
4
Los jaguares y los pumas saben que viven en éste; pero son de otro mundo.
QUINCE
1
Todo sueño es un resplandor del pórtico del cielo.
2
La rosa abre una puerta cada vez que florece.
3
Cuando el paraíso se abra para nosotros, los jaguares en pena volveremos a casa.
4
Todo viaje es un sueño.
5
El sol que se fue es el que nos deja perplejos en su fuga, incendiando la tarde.
SEIS
1
Leer y escribir con el fuego de la conciencia ha sido, es y será siempre subversivo.
2
No todo libro es un laberinto que nos desafía. Hay aquellos que son pasadizos directos y rápidos, y los que son callejón sin salida.
3
La acción le da sentido y vida al lenguaje.
NUEVE
1
En el ombligo guardamos nuestra chabacana identidad hecha de vestiduras y máscaras.
2
El dolor físico nos regresa al cuerpo.
3
Es tonto creerse todo lo que nos han dicho que somos, pero más tonto es creerse todo lo que creemos que somos.
4
De todo el abecedario prefiero marchar, sin importar la letra que corresponda, como letra minúscula.
5
No ingresaba al palacio de la felicidad porque las puertas no tenían el tamaño esperado. Entonces se redujo y entró por la puerta grande.
La piedra
Busco un hombre
Diógenes de Sínope
La piedra es piedra y su paciencia no tiene límites.
Sobre la piedra se levantan los palacios, las estelas, los templos
y las poderosas pirámides que compiten su cetro con el propio Cronos.
Está la piedra piedra y la piedra moldeada. Ambas nos hablan con un silencio de siglos.
La piedra en el camino, la pinche piedra, la piedra angular, la piedra de escándalo.
En los inmensos jardines de Tláloc, la piedra tiene sitio especial y es su fundamento.
La gente antigua, los titanes y animales sagrados se toman su tiempo y en esa maravillosa demora parecen piedras, como en Cala Cala cerca de Oruro. Y te quedas perplejo y no sabes qué decir porque esas piedras son además como madres que guardan quién sabe qué pisadas con las huellas desnudas sobre su lomo. Aquí se ama las piedras. Hay un no sé qué, un algo sagrado cuando las acaricias.
Y si descubres su profundidad incalculable
(sí, se puede ser profundo en la solidez más sólida) hallarás la clave elemental de la belleza.
Sé de una piedra que reside en tu propio cuerpo
hecha para triturar los deseos
esas lágrimas heladas e insatisfechas que produce el hambre y que luego podrías cincelar, pulir, hacerla cúbica y perfecta la desconocida piedra, la piedra filosofal que nace del sexo
–el sexo y la muerte, aquellas puertas del amor, quién lo diría–.
entonces
me parece
que deberías usar la piedra
tu piedra
para transformarte en ser humano.