Nadya M. Echevarría (Peñuelas, 1984)
EL NEÓN ES DELIRIO
Cansada otra vez, en
la penumbra de un coraje abierto
salta mi nombre y me alarma
La sangre en singular se hace llama viva
como señal de tránsito entre mi localidad
y mi conciencia
enviándome a senderos patrullados
por simulacros de reguladores de comportamientos
¿qué quiere una
mujer? Los caracteres rojo neón
parpadeaban en la pantalla
Me permitió pasar de
una oscuridad a otro pasadizo
Introduzco mi código y abro con cuidado el portal
me concentro y huyo con los pocos minutos que gané.
Me dirijo al hangar donde retienen a Libeliana
La salida no será fácil, pero escapar es imperativo
Debo recobrarla y viajar a encontrarnos con quienes nos esperan
Nadege se encuentra casi en la salida;
espero su mensaje, tres minutos y podré recogerla,
a huir al cielo desierto
Corro como en mis
peores pesadillas
transformo mis gritos en energía, en calor
en velocidad más en enfoque
Detenida
pacientemente abro la entrada negada
muevo cables de lugar,
interrumpo el diálogo depuesto a continuar
con su electricidad liberada a unos mismos comandos
Me concentro en la
nave negra y azulada que,
según mi contacto, se encuentra a pasos de la salida
Las guardias en el hangar son electrónicas, hackeables
de Nadege lograr desintegrar el sistema de salida
se desatará el virus que las paralizaría
Paso la primera
guardia y escucho
un regalo en la voz de Ella Fitzgerald
es la prueba de que la operación tuvo éxito
Aprieto en mi mano la llave
y a lo lejos avisto como descansa abierta
un verso iónico de polímero y metal
la nave de escape
Disuelta en la música arribo pronta
queriendo destruir el susto de no poder accederla
pero responde, responde a mí, y entro
y me pierdo en su lenguaje navegándola
Sus ojos negros se encienden para leer el espacio
me comunico con Nadege:
Mr. Paganini, please play my rhapsody…
Ella, me contesta: Te espero.
LA NUBE BLANCA
Un Final Fatal en el Local
Danzaban desde el Némesis.
El humo transmutaba la boca del sueño.
Eran los dandis de la muerte
brindando sobre el sepulcro de ojeras
el terror, la rabia, el pensar donde las ideas tiemblan
por donde el recuerdo pesa y te siento exacto
como un regalo en la guerra
como una llama de humo tras una promesa.
Los hijos de la memoria te recuerdan.
FIN DE LA TINTA: GALLARDÍA ARBOLESCA
Árbol mío
a contraluz
en mi tarde
sin semilla
Tomo de ti
tu tinta ansiosa
trabajando en mí
como río perpetuo
Negro, frío
refluye sobre mis labios
nave espiritual
la sangre del verbo
del mirarme
entre tu cielo
que se me escapa
en lo hondo.
Nadya Melissa Echevarría Quiñones (Peñuelas, Puerto Rico, 1984) es maestra de español desde hace ocho años en el área metropolitana. Curas Insurrectas es su primer libro de poesía. Mantiene el blog www.posthumos.wordpress.com. En la actualidad, forma parte de la editorial puertorriqueña Gato Malo Editores y de La Generación del Atardecer Presenta