El guachimán vive, respira y trabaja en Caracas. Sigue la vieja tradición de vigilar y susurrar en la noche, pero cambió las pistolas y la guardia por los algoritmos y bits de información.
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El guachimán vive, respira y trabaja en Caracas. Sigue la vieja tradición de vigilar y susurrar en la noche, pero cambió las pistolas y la guardia por los algoritmos y